19 sept 2016

La Fiesta de Despedida (Tal Granit, Sharon Maymon, 2014)

DIVENDRES 23 DE SETEMBRE A LES 20:30 A LA VIOLETA

LA FIESTA DE DESPEDIDA

Títol Original: Mita Tova (The Farewell Party)
Direcció i guió: Tal Granit, Sharon Maymon
País: Israel
Fotografía: Tobias Hochstein
Música: Avi Belleli
Interpretació: Ze’ev Revach, Aliza Rosen, Levana FInkelstein, Raffi Tavor...
Durada: 95 minuts
Versió: Doblada
Gènere: Comèdia Dramàtica
Qualificació: No recomanada a menors de 7 anys
Sinopsi: A una residència per persones de la tercera edat a Jerusalem, un grup d’amics construeix una màquina per practicar l’eutanàsia amb la intenció d’ajudar un malalt terminal. Ara bé, quan corren els rumors sobre l’existència d’aquesta màquina dins del centre, altres residents els demanaran ajuda, fet que els plantejarà dilemes emocionals al mateix temps que viuen una aventura esbojarrada.


Premis:
2014: Festival de Venecia: Premi del Públic
2014: Seminci de Valladolid: Espiga d’Or (Millor Pel·lícula) i millor actriu (Ex Aequo Aliza Rosen i Levana Finkelstein)

Comentaris Profesionals:

“Una comedia cercana, entrañable, inteligente, no discursiva y para todos, o cualquier público.” Puntuación: **** (sobre 5)
Oti Rodríguez Marchante: Diario ABC

“Se llora, y se llora a gusto, no sólo de pena sinó también de risa. Un canto a la vida en forma de réquiem.” Puntuación **** (sobre 5)
Rubén Romero: Cinemanía

“Una conmovedora y provocativa dramedia. Con un ideal elenco de talento septuagenario, un sentido visual finamente pulido y una magnífica sincronización de comicidad irónica y diálogo.”
Alissa Simon: Variety


Presentaciones y despedidas
crítica de Àngel Andreu


Uno siempre se acerca de puntillas a ver una película sobre la eutanasia. Ya puede tratarse de una cinta dirigida por un director de renombre o venir respaldada por premios con cierta importancia –la película que nos ocupa se hizo con el Premio del Público en el Festival de Venecia el año 2014, así como la Espiga de Oro a Mejor película en el Festival de Valladolid-; es un tema complicado, no exento de polémica y división así como de dificultad narrativa, pues dependiendo el camino que tome el relato en cuestión podemos encontrarnos ante un drama vacío o una frivolidad insultante. Lo dicho: uno siempre se acerca de puntillas a ver una película sobre la eutanasia.

Por suerte, La Fiesta de Despedida, opta por andar el camino de la sencillez, la inteligencia y la sensibilidad, mostrándonos una película luminosa a pesar de no renunciar, ni un ápice, a su oscuridad. La primera escena ya nos marca la ruta que vamos a caminar durante menos de 90 minutos: un hombre hablando por teléfono haciéndose pasar por Dios, le comenta a una mujer, mayor y enferma, que se encuentra al otro lado de la línea telefónica que no hay plazas libres en el cielo y, por lo tanto, deberá quedarse más tiempo en el mundo terrenal.


La ópera prima de Tal Granit y Sharon Maymon habla sobre el derecho a decidir cuándo abandonar la vida en un momento en que el sufrimiento, el miedo y el dolor son un punto de no retorno. Pero también nos habla del amor, de la amistad, del auto-respeto y de la solidaridad. Es una historia tratada con cariño y humanidad, alejada de sentimentalismos baratos, que mediante inteligencia y respeto nos enfrenta a la cruda realidad mortal, nos plantea preguntas y dudas  y, al mismo tiempo, nos regala sonrisas y carcajadas. Que una película consiga hacernos reír y llorar, al mismo tiempo que demuestra un equilibrio perfecto en todo aquello que nos quiere contar es un logro. Tratándose de una primera película, un triunfo. 

Hablábamos antes del camino de la sencillez, no de la simpleza, y es que los directores abrazan el convencionalismo en la realización para ofrecernos un relato emotivo y sincero sustentado en un plantel de actores septuagenarios en estado de gracia, capaces de hacernos comprender con una simple mirada la complejidad de las decisiones que tienen que tomar. Explicados de esta manera, incluso los temas más complicados parecen más sencillos. Provocan que aunque en un principio nos hayamos acercado de puntillas, nos alejemos de esta película firmes, satisfechos y felices, con la bonita sensación de haber aprovechado el tiempo. Y eso, al fin y al cabo, es lo más importante.