DIJOUS 17 DE MARÇ A LES 20:30 A LA VIOLETA
Títol
Original: Elena
Direcció:
Andrei Zvyaginstev
Guió:
Andrei Zvyaginstev
País:
Rusia, 2011
Fotografía:
Mikhail Krichman
Música:
Phillip Glass
Interpretació:
Nadezhda Markina, Elena
Lyadova, Aleksey Rozin...
Durada:
109 min.
Versió:
Versió Original Subtitulada
Gènere:
Drama
Qualificació:
No recomanada a menors de 13 anys
Sinopsi: L'Elena -una dona
humil- està casada amb un home ric al que li demana constantment
diners per ajudar econòmicament al seu fill, qui ja ha format una
família. El seu marti només es preocupa per la seva filla, amb la
que no té bona relació, i l'Elena busca per tots els mitjans ajudar
al seu fill i la família que ha format, tot i que ell no sigui pas
un exemple a seguir...
Premis:
2011:
Festival de Cannes: Premi
Especial del Jurat Ecumènic
2011:
Festival de Sevilla: Millor
Actriu (Nadezhda Markina)
Comentaris
professionals:
“Zvyaginstev logra extraer emotividad de una historia aparentemente
mínima aunque extrapolable aún en su vertiente política: el
conflicto familiar como espejo de la depauperada moral rusa.”
Puntuación: **** (sobre 4)
Jordi Batlle Caminal
Diario La Vanguardia
“Una fábula implacable, que trabaja magistralmente los tiempos
muertos para crear tensión y que, con elegancia, estrangula la
empatía que el espectador pueda sentir con el amor incondicional que
lleva dentro una madre equivocada”
Sergi Sánchez
Diario La Razón
“A pesar de que avanza paciente y
metódico, el filme acumula una tensión tremenda a medida que el
relato se hace hondo. Una obra turbadora. Puntuación **** ½ (sobre
5).
Nando Salvá
Cinemanía
Desde Rusia con amor (de madre)
crítica de Àngel Andreu
Andrei
Zvyagintsev logró, el año pasado, convertirse en un director de
fama y reconocimiento mundial dando el paso definitivo a las
taquillas de todo el globo con Leviatán
(Leviathan,
2014), su última película hasta el momento. Seleccionada en los
Globos de Oro, los BAFTA, con el premio de Cannes al Mejor guión e
incluso haciendo carrera en los Oscar para conseguir la estatuilla en
la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa, Zvyaginstev
pasó de ser «un director con un apellido de difícil pronunciación»
a un autor conocido incluso en tierra americana. En Europa, pese a
que lleva años cosechando premios con cada cinta que estrena, no ha
gozado de una distribución destacada. Esperemos que ahora cambien
las tornas.
De todas
maneras, no nos centraremos en su quinta, sino en su cuarta película
como realizador: Elena
(2011). Ganadora de premio de Jurado Ecuménico en el Festival de
Cannes, Elena nos explica la historia de una mujer humilde casada en
segundas nupcias con un hombre rico. Ella le pide constantemente
dinero para ayudar económicamente a su hijo, quien ha formado una
familia, pero el marido rico no quiere saber demasiado del tema, pues
defiende que el hijo de Elena (su mujer y protagonista de la cinta)
debe comportarse como un adulto y resolver sus propios problemas. Al
mismo tiempo, el marido rico intenta mantener una relación
tormentosa con una hija que no está demasiado por él. Elena, en
mitad de este embrollo, intentará buscar la manera de ayudar a su
hijo, aunque éste no sea un modelo a seguir.
La familia como
núcleo céntrico de sus historias, la cotidianidad y los tiempos
muertos son las herramientas esenciales con las que trabaja
Zvyaginstev para construir esta fábula sobre los límites y la toma
de decisiones de una madre para cuidar de los suyos. Si en Mother
(Madeo,
Bong Joon-ho, 2009) fuimos testigos de hasta qué podía llegar una
madre para defender a su hijo, en Elena
observamos como un caso individual se convierte en una metáfora
(helada) de la pater/maternidad sin reflexión, del pesimismo sobre
las inquietudes del futuro, de la falta de comunicación en la
sociedad actual.
Pausada,
meticulosa y tenaz, Zvyaginstev consigue crear tensión mediante
suaves movimientos de cámara, evitando las elipsis y acompañándonos
mediante los compases de la banda sonora al terrible destino de
nuestros personajes. Nos encontramos ante un descenso a los infiernos
sin posibilidad de frenado: desde que se abre la película con un
plano determinado, la cinta irá avanzando tocando temas antagónicos
como riqueza/pobreza, acción/pasividad, hablará de la modernidad,
la religión y la superstición hasta terminar en un plano
prácticamente idéntico a de apertura aunque tremendamente diferente
en su significado. Durante poco más de hora y media de metraje, el
director ruso nos ha atrapado con su retrato de los instintos más
oscuros de la humanidad, del egoísmo al que puede verse abocado el
ser humano y de la importancia de la toma de decisiones.
Un film de elegancia abrumadora, dura poesía de la realidad que
permite realizar diferentes lecturas y sacar múltiples conclusiones.
Y con una actriz protagonista que se carga cada minuto de cinta a sus
espaldas, llena de fuerza y genio interpretativo, convirtiendo cada
acción en coherencia, aunque sepamos que, en el fondo, se trata de
una decisión equivocada. Una obra de visionado obligado, como todas
las películas del ya conocido Andrei Zvyaginstev.
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