DIJOUS 19 DE NOVEMBRE A LES 20:30 A LA VIOLETA
Direcció: Carlos Vermut
Guió: Carlos Vermut
País: Espanya, 2014
Fotografia: Santiago Racaj
Interpretació: Luis Bermejo,
Bárbara Lennie, José Sacristán, Israel Elejalde...
Durada: 127 minuts
Versió: Original en espanyol
Gènere: Drama, Thriller,
Neo-Noir
Qualificació: No recomanada a
menors de 13 anys
Premis 2014:
Goya a Millor Actriu
Protagonista: Bárbara Lennie. 7 nominacions.
Festival de San Sebastián:
Concha de Oro (millor pel·lícula) i Millor Director
Sinopsi:
Luis, professor de literatura a
l’atur, intenta fer realitat l’últim desig de la seva filla
Alicia, una nena de 12 anys malalta de càncer terminal: tenir el
vestit oficial de la sèrie japonesa de dibuixos animats “Magical
Girl Yukiko”. L’elevat preu del vestit portarà a Luis a intentar
trobar el diner de manera desesperada quan coneix a Bárbara, una
atractiu jove casada que sofreix algun trastorn mental i que, al
mateix temps, està relacionada amb Damián, un professor retirat amb
un passat obscur. Els tres quedaran atrapats en una xarxa de
xantatges i mentides, en el que l’instint i la raó entren en
conflicte.
Comentaris professionals:
“Perfecta (...) Es el
ejercicio de cine más interesante, profundo y cabal que ha conocido
el cine espanyol en tiempos”. Luis Martínez: Diario El Mundo.
“Consagración de un cineasta
total, sin trucos de màgia pero facilidad para el misterio”
Daniel de Partearroyo: Cinemanía
“Urge constatar la sabiduría
con que està elaborada la obra, el sereno equilibrio de una puesta
en escena y un tono que hacen pensar en Fritz Lang, la riqueza de
detalles, la magnífica labor de sus interpretes...” Jordi Batlle
Caminal: Diario La Vanguardia
Puzzle, oscuridad y magia
crítica de Àngel Andreu
Carlos
Vermut (Madrid, 1980) ha sufrido la suerte de convertirse en el punto de mira del
“nuevo cine español”. Flamante ganador de la pasada edición del
Festival de San Sebastián (2014) con el premio a mejor director y
mejor película, el director madrileño confesaba que ahora mismo se
sentía un poco abrumado – aunque eternamente agradecido- por el
éxito crítico que ha cosechado allí donde se ha estrenado su
segundo film: Magical Girl. Abrumado, dice, porque
mientras él solo lo pasaba bien y rodaba la historia que quería
contar en el momento que necesitaba hacerlo – es decir, mientras él
solo hacia cine- resulta que, para los críticos, estaba
cocinando la última obra maestra del cine español. Sin quererlo,
Carlos Vermut se ha puesto en el centro de toda la prensa
especializada, que comparará sus próximos trabajos con el film que
hoy nos ocupa. Como decían en una película de un superhéroe
enmascarado, un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Y
precisamente de superhéroes
(o de cómo desmontar las películas de esta temática) nació el
primer largometraje de Carlos Vermut: Diamond Flash.
Film que se estrenó en plataformas digitales y que a causa de su
éxito masivo en éstas adquirió la etiqueta de film de culto;
producida con apenas 25.000 euros, suponía
la primera incursión en la dirección del madrileño, dibujante de
cómics y cineasta autodidacta. “Me gustaría contar con
más presupuesto, pero si no tengo más remedio que hacer otra
película con 25.000 euros, pues ya sé que puede hacerse. No tengo
una motivación comercial. Yo hago cine por el puro placer de hacer
cine.” Finalmente, Vermut
consiguió el doble, 50.000 euros, y de allí y gracias a su pasión
por la cultura japonesa, el cómic, referencias
del noir, Haneke, Sion Sono e incluso Breaking Bad,
nació Magical Girl.
Explicar
de qué va Magical Girl
es una tarea complicada, pues a la mínima que uno hable demasiado
destriparía parte de su intrigante metraje. Sin embargo, se pueden
dar ciertas pistas. La primera, el título de la obra, Magical
Girl, corresponde a un género de manga japonés sobre niñas que
se transforman en hadas. A partir de ahí, Luis, un profesor de
literatura en paro, intenta cumplir el último deseo de su hija
Alicia: tener el vestido oficial de la serie japonesa “Magical
Girl Yukiko”. Ahora bien, el elevado precio de este artículo
llevará a Luis a tomar medidas desesperadas y, como consecuencia,
conocer a Bárbara, una misteriosa joven casada que sufre trastornos
mentales y que, al mismo tiempo, está relacionada de alguna manera
con Damián, un antiguo profesor que está en prisión por motivos
desconocidos.
A
partir de estos tres personajes, Vermut crea un rompecabezas que
evoluciona a la par que el espectador va atando cabos de lo que
sucede ante sus ojos. O de aquello que no lo hace, pues la
importancia de lo oculto, del misterio, de las miradas, de aquello
que no se dice y de lo que nos sugiere la imaginación juega un papel
fundamental en la película. No erróneamente se ha definido Magical
Girl como un puzzle que uno empieza sin referencia alguna, un
retrato de la desesperación con crítica social que nos propone
situaciones devastadoras donde la bondad y el deseo de hacer el bien
siempre se ve truncado por la fatalidad y el desastre. El espectador
empieza la película desconcertado, pues no ha visto nada igual en
tiempo, pero a medida que pasan los minutos se ve cada vez más
inmerso en una historia de mirada fría y aterradora que, no obstante, nos fascina
cual truco de magia.
Contra
todo pronóstico y con una mano firme que lo convierte, ya en su
segundo film, en uno de los cineastas españoles más interesantes de
la nueva generación, Carlos Vermut crea una obra maestra donde
brillan las interpretaciones, el guión y una utilización del fuera
de campo digna de un maestro. Cualquiera criticaría la falta de
recursos y la simplicidad de la puesta en escena, pero otros -como el
propio director, sus actores y quien escribe estas líneas-
defenderán que el cine se basa en (buenas) ideas y no en la
parafernalia con la que nos envuelven aquellos productos más
“comercialmente americanizados”. Vermut defiende un cine de
(oscuras) ideas y deseos y nos demuestra que, si alguien tiene pasión
y dedicación, puede conseguir aquello que se propone, sin importar
el apellido, los trabajos previos o el respaldo económico-técnico.
Y eso, actualmente y en el mundo del cine, es alentador y alabador.
Tan sólo le podemos desear que siga igual: atrevido, inteligente,
magnífico... y, sobretodo, mágico.
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